
Nostalgia de la infancia
He tenido que replantearme toda mi infancia y ahora mi vida adulta para no seguir cayendo en todos lo excesos en los que he tenido que refugiarme: pensar en todo el tiempo que perdí defraudando a mis padres por mis decisiones sin sentido y lo que es peor, albergando una culpa que años de terapia no me han quitado. Todo este tiempo que he tenido que invertir en no verme como un fracasado, en no verme sólo como no he podido ser: millonario, poderoso, laureado. Estas maneras absurdas que tiene uno de mitigar ese primer abandono que no se consigue olvidar y que queda como una impronta en todos los niveles. Este camino literario que persigo y que sólo busca un reconocimiento para que mi madre, mi padre ya muerto, vean que aquello que soy es algo admirado y alabado por todo el mundo aunque no sepan que es finalmente a sus costillas y gracias a su abandono que he tenido que construirme en palabras. Que si escribo no es para manipular la realidad de lo que hago y para evadirme de un mundo que me gustaría modificar, sino únicamente para tratar de hacerme real, de buscar en el tejido lingüístico mi nombre que me haga humano, que me saque de mí mismo, porque a veces no puedo ni siquiera contemplarme, porque sólo veo un monstruo de mil cabezas que quiere destruirse, devorarse, sacrificarse, vengarse por todo aquella soledad que no entendí y que, si ahora entiendo, no me la he podido quitar de encima. Escribo para reescribir ese rencor que experimento cuando se llevan a la bolsa los premios de los concursos en los que no participo, por temor a que mi madre descubra que no he ganado y me diga cuando nos veamos: ¡te lo dije, no sirves para nada! Escribo para no perderme dentro de mí, para no olvidarme que aún tengo una vida que debo entender más allá de convertirla en palabras. Escribo para no desesperarme cuando creo que mi desesperación por continuar aquí no tiene sentido. Escribo para que mi esposa me quiera y me entienda. Escribo por curiosidad, y también escribo para ver qué escribo si escribiera.
Comentarios