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Mostrando las entradas de noviembre, 2008
La invención de los talentos La sanidad del cuerpo en la que me empeñado sólo por no perecer a manos del olvido ha sido una farsa. Cuido de mí para nada, para no tener que concurrir al médico en este país al que vine porque no tenía nada mejor en qué ocupar mi tiempo y mis esfuerzos. Soy aparentemente sano, me he dedicado los ratos libres a ejercitar el cuerpo para liberar la neurosis de sentirme atrapado: he tratado de moverme más de lo acostumbrado. En ocasiones es molesto. No me queda energía para pensar en lo que me gustaría decir, en escribir esto, algo así como un archivo testimonial de mis días en lo que no pasa nada. Ese es el problema: la soberbia es uno de los grandes pecados capitales. Me preocupa en demasía tratar de verter situaciones que tengan algún valor estético, alguna conceptualización críptica, y no he llegado a ningún lado. El tiempo sigue pasando y cada más me acerco a lo que el mundo teme, me acerco al final de la construcción de la vida por la que muchos mue
Cha... Cha... Cha... Changes ¿Por qué Berenice y yo lloramos cuando vimos a la gente congregada para escuchar al nuevo presidente de los Estados Unidos Barak Obama en Chicago? A pesar de que yo he vivido inmerso en la política mexicana, despreciable en sí misma, las lágrimas de Berenice me contagiaron. Tal vez porque es la primera vez, desde hace 36 años, que hemos visto algo tan conmovedor dentro de las esperanzas de todo un pueblo, y en cierta medida en las nuestras. Finalmente hemos padecido las decisiones de Bush en toda su larga permanencia en la Casa Blanca y nos alegra que alguien que no encarna la ultraderecha y la prepotente supremacía blanca y anglosajona, desde la conformación histórica de este país en 1776, le pueda dar otra cara al país de nuestras hijas. No quiero pecar de optimista; mi generación mexicana, la llamada X, es una generación de perdedores por excelencia y no sé si el azar esté jugando con nuestros sentimientos, tal vez...; y si así lo es, tal vez, el Apocal
Teoría de la soledad Una de las funciones de estas redes sociales como Facebook y, el mayoritariamente usado por los hispanohablantes, Hi5 es percatarse cuán solo está uno en el mundo. Esta revelación en realidad no es nada nueva, sólo la manera de comprobarlo. Por supuesto gozo de “perfiles” en ambos lados, en los que sólo tengo escasos 10 amigos, de los cuales 5 son prestados, 3 son familiares, una es mi esposa y el otro es mi amigo de la Facultad. ¿Por qué entonces me empeño en tener un lugar en el espacio cibernético? no lo sé… supongo que sólo por estar “in” y que no se me tache de anticuado a mis juveniles 36. A veces estoy más preocupado por lo que puedan pensar de mí (esos 5 amigos prestados) que lo que en realidad quiero hacer (como se dijera por aquí, seguro son  mommy issues ). Así, este contacto internáutico que se manifiesta en un lugar virtual, sólo me ha servido para morirme de envidia por la cantidad de amigos que los demás ostentan cuando entro a revisar sus “perfiles”