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Mostrando las entradas de 2012
De amistades y otros infortunios La amistad es para mí uno de los sentimientos más confusos y raros que he tenido que experimentar a lo largo de los años. Más cuando en condición de expatriado he tenido que salvar confusiones culturales para llegar a ella. Es sabido y casi un cliché que con el tiempo la amistad se torna más complicada porque al envejecer se está más propenso a no hacer concesiones que se hacían con mayor soltura en la primera juventud. Hacer nuevos amigos a los cuarenta resulta todo un boxeo de sombras para buscar la pertinencia o no de establecer una amistad, lo más cercana a la sensatez. Por eso las personas más solas del mundo tienen entre 40 y 60 años, algunos acaban de terminar una relación y los demás han perdido la fe en la humanidad. Yo nunca he sido un gran amigo. De la gente que conocí en la primaria, debido a mi cambio constante de residencia, nadie me habla y ninguno de ellos han tomado vías similares a las mías, es decir, son personas nor

Batman que nos salve

Había querido esperar a que las aguas de la elección se amainaran. No había escrito tal vez porque no tenía sentido hablar de cosas que me superaban y que de alguna manera no podría agotar. He seguido con atención el proceso electoral con gran decepción. No por el proceso en sí mismo sino porque todo lo dicho y lo ocurrido no han sido sino crónicas de una manipulación anunciada. Las viejas prácticas del nuevo PRI no son algo que me sean ajenas. Mi pasado familiar me ha expuesto a todas ellas e incluso diría que las he visto nacer en la sala de mi casa. Tal vez por algún error en mi holograma genético decidí no dedicarme a una política que se practicaba en los años noventa cuando mi padre era parte activa de ella y podía haberme preparado para el arte de comer mierda sin hacer gestos. Muchos de mis condiscípulos de la preparatoria han decido no hacer caso omiso al cuidado de sus padres y hacerse acreedores de un linaje que ellos entienden como propio, como feudo institucionalizado, al

Indignarse en México o los nietos de Artemio Cruz

México es un país de espectáculos. Desde la violencia organizada hasta la desorganizada guerra de Calderón. La política se aleja de ser un mal necesario al principio del mal. Por eso Televisa tiene el monopolio del pensamiento. El problema es que Televisa en realidad no piensa, se maneja a través de pulsiones que van aparejadas de cheques con infinidad de ceros. La primavera mexicana, como ahora quieren llamarle más por una idea romántica del “no pasarán”, ha despertado incredulidad ante los procesos políticos mexicanos. Una incredulidad sostenida desde tiempos inmemoriales. Ser fresa ahora es lo correcto, las fresas ahora son los que se indignan, como lo expresa una de las mantas “Soy fresa pero no pendejo”. Me inclino a pensar que este movimiento se acerca más al de los indignados y al occupy wall street que a la primavera árabe. Sencillamente porque en México la democracia como institución ya ha existido y estos chavos fresas creen que el PRI salió por la vía democrática
Enciclopedias No pretendo hacer una apología de algo que se ha convertido en un fetiche: los libros idos y todo lo que sea una marca del tiempo. Sin embargo, las enciclopedias fueron para algunos verdaderas concentraciones de todo el conocimiento. Mi padre fue uno de ellos. Él creía en las enciclopedias. Nosotros nunca tuvimos las enciclopedia Britannica porque sencillamente mis padres no hablaban ninguna otra lengua y  mi madre en particular consideraba que hablar inglés era de muy mal gusto: bastaba con ver a todos los gringos sin clase que descendían de la Alta California a la Baja, a la nuestra, para comprobar que hablar inglés era sinónimo de incultura. Si hubiera que hablar una lengua tenía que ser el francés, no por nada su pueblo minero había sido fundado por los franceses, algunos de ellos todavía rondando por el mundo desértico Baja Californio. Al ser médico, mi padre creía en el conocimiento universal, en el conocimiento científico que podía ser localizad
De ciertos mares: Los indomables, los otros Pablo Carrington, el protagonista de los indomables, ha llegado al desierto de Baja California Sur hacia 1996 para reencontrarse con su padre, político al final de una carrera en el poder estatal y con su madre adicta al valium que le permite tener visiones piadosas. A lo largo de la estadía en el desierto Pablo se verá confrontado por sus propios fantasmas que se han materializado para buscar en su historia una épica que lo catapulte a un viaje interior. Con el último halo de poder de su padre, Pablo es nombrado Jefe de Literatura de un Instituto de Cultura sin presupuesto y sin misión. Este caos burocrático le permite emprender durante sus horas de trabajo  una escritura de tesis sobre la poesía de Becerra. En ese desierto la mezcla racial no se ha llevado a cabo, el valor del sexo y de la procreación se han entendido como un espacio donde el tabú es precisamente salir de él, y cualquier trasgresión debe ser castigada por aqu
¿Es usted indio? “Soñé que en una entrevista me preguntaban: “¿Es usted mexicano?” “Sí, respondía, pero no lo vuelvo a ser”. Del cuento “Mariachi” Juan Villoro, mexicano de padre español (en Estados Unidos tendría que llamarse méxico-español), luminaria de las letras nacionales. He leído ciertos comentarios a propósito del video del “Gentleman de las Lomas” . Todas las reacciones son condenatorias y coinciden en varios puntos, uno de ellos es el de la indignación. La indignación procede de un sentimiento de enojo y repulsión de los actos que se condenan. Sin embargo la indignación también se realiza cuando hay una parte que se reconoce como propia al contemplar la acción condenada. No sé si este sea el caso, tal vez es la manera de reaccionar, la empatía con la violencia necesaria, o descubrir que el odio está vivo y se mueve libremente dentro de la pirámide social. ¿Qué es lo que más asusta del video? Creo que su familiaridad con la indolencia ante el dolor del o