Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de enero, 2017

Mirreynato

Confesiones de un Mirrey peninsular He sido un mirrey y esto debo confesarlo ya con vergüenza. Tal vez lo hago sólo para decirlo porque de ese mirrey que fui ya no queda nada, salvo el recuerdo de mi propia conducta. Antes nos decían “juniors”, “hijos de papi”, “influyentes” o “pirrurris”. Teníamos a disposición choferes, gasolina, coches último modelo, yates, viajes en avión, restaurantes, putitas privadas, casas de citas, playas con acceso restringido, fiestas escandalosas, vacaciones pagadas en Los Cabos, acceso a todos los “antros de moda” --donde comprábamos botellas de lo que hubiera más caro--; teníamos dinero, sí; pero sobre todo teníamos impunidad. La Paz era nuestro parque de diversión y en él deambulábamos a todas horas buscándonos para tomar algo o buscar a quien nos cogíamos. Nuestro trabajo era saludar a la gente y exhibirnos en los antros para ser admirados como realidades inalcanzables. Mi hobby era el vino y eso era demasiado sofisticado para los demás por l