
Más Rémis
tun tun tun tun, caminar
tun tun tun tun, a correr
juntos por el camino
tun tun tun tun, a correr
juntos por el camino
Antes de dejar el país tuve la oportunidad de volver a ver algunos episodios de Remi, aunque con distintas voces en el doblaje. Pude constatar que estaba hecha para partirle el alma hasta el más insensible de los misántropos. ¡Qué despliegue de tragedia! No sólo mi recuerdo infantil sobre el sufrimiento de alguien ficticio estaba presente, sino una realidad sufridora auténtica. Si hubiese que buscar un culpable de estas inclinaciones trágicas y literarias se las tendría que atribuir a Remi, el niño de nadie. Su resignación pueril por el devenir histórico y la confianza en el futuro me movieron hasta las lágrimas. Comprobé cómo aquellos recuerdos no eran exagerados; vi, confieso que extasiado, las escenas congeladas en la que los trazos oscuros, semejando sombras, se intensificaban para dar a Remi un aspecto absolutamente macabro. La mayoría de las escenas que recuerdo, las que más me conformaron este espíritu trágico, tuvieron lugar en la noche bajo una lluvia torrencial. La falacia patética romántica se conjugaba para que a medida que el sufrimiento de Remi aumentaba, la intesidad de la noche y la lluvia reafirmaran su dolor metafísico: el señor Vitalis encarcelado y Remi a la deriva; el amor de Remi por Vitalis, su padre putativo; la amistad de Remi por Matia, prototipo de niño de la calle; Vitalis percibido por el mundo adulto como un corruptor y explotador de menores y de animales.
Me extiendo mucho más en Remi porque dudo mucho que de no haber sido por este personaje inexistente, mi desencanto por mi vida inexistente hubiera tardado un poco más. ¿Cómo era posible que Remi hubiera sido abandonado, perdido, o lo que fuera? ¿Qué sino maldito poseía Remi para ser tratado de esa manera? ¿Por qué esa necesidad de ir tras su madre? No puedo imaginar la terrible desconfianza por el género femenino que tuvo que llevar, una vez maduro, hasta el consultorio psiquiátrico. Desde luego que no fue Remi el que tuvo que experimentar esa desconfianza. Fui yo el que cargó con todo esa culpa. Finalmente ambos compartíamos una tristeza común, yo era Remi, ambos personajes en busca de una madre. Yo también perseguía solo a una madre y a un padre perdidos, secuestrados o extraviados en algún lugar de la conciencia del autor Dios de mis días. Solo, más solo que Remi, sin mascotas, ni monos con sombreritos, ni perros que ladraban felices. Allá iba yo con Remi, ambos persiguiendo a la duquesa, ambos buscando a nuestra madre. A partir de ese momento me di a la tarea de declararme huérfano, tenía una madre, sin embargo, me gustaba sobremanera fingir una tristeza. Finalmente de qué está hecho un poeta, sino de un alma sensible. Remi y yo poetizábamos el dolor y nos enfrentábamos, con estoicismo, a nuestros fantasmas inexistentes.
Comentarios
yo no se escribir y alomejor falto en puntuaciones y ortografia, pero ya asi soy, solo gusto de leer y meditar, y ver que en otros seres humanos tambien hay nostalgia, amarguras, frustaciones en fin una gama de sentimientos que nos envargan a los seres humanos, me doy cuenta que no soy la exepcion, lo que si estoy seguro es que no soy igual a nadie y es lo que me hace feliz, te puedo decir que yo tambien eh pasado algo de lo que tu consideras frustraciones, egiosmos, horfandad, pero le agradesco a DIOS, pues si no eh pasado esto tal ves no estubiera donde estoy, ni haber logrado lo que tengo soy un ser humano completo, con el paquete que me toco vivir, que no es facil(porque para nadie lo es)y en lo personal te admiro pues tu has llegado a otro pais en el cual tienes la fortuna de ser alguien, de tener a tu familia(Esposa e Hija)aunque has roto con todo lo que se llama segun tu "familia" te deseo lo mejor que que seas FELIZ con tus decisiones
me dio gusto leerte, y espero [porde seguirlo haciendo
un saludo de un anonimo.