Los tiempos que corren (en chinga)
Me he decido escribir algo para llamar la atención de todos aquellos a los que no he podido cautivar con mi prosa por hablar de cosas intimistas. Ahora entonces hablaré del calentamiento global. Parece que es el tópico de moda y de cómo estamos matando al mundo.

Desgraciadamente este tema no me importa pero trataré de fingir que me desvela todas las noches queriendo hacer algo y sumarme a la diferencia en el mundo. Supongamos que el calentamiento global me importa y que le creo a todos aquellos que afirman que científicamente esto tronará en un parpadeo. Supongamos que me importa ver cómo el mundo se destruye por conducto de las superpotencias y la rapacidad de las organizaciones corporativas a las que pertenece. Supongamos que me vuelvo vegetariano y me convierto al activismo disfrazado de intolerancia con el que se jactan de ser moralmente mejores todos los vegetarianos. Supongamos que hablo de cómo mejorar tu vida por conducto de los hábitos alimenticios y fundo una secta para buscar acompañar mis pretensiones mesiánicas. Supongamos entonces que a la hora de buscar un patrocinador que me subvencione algunos viajes para estar en Copenague y decirle al mundo y sus gobernantes que son unos desvergonzados, sólo encuentro uno de parte de las mismas corporaciones que son los únicos que podrían subvencionar semejantes proyectos de movilización para deducir impuestos. Supongamos que entonces comienzo a esparcir y diseminar mi voz y júbilo porque desde que cambié mi estilo de vida ahora siento menos culpa por ser humano y haber matado animales porque las plantas en realidad no sienten. Supongamos que quiero cambiar el mundo por puro placer egocéntrico de que se haga mi voluntad y entonces caigo en el extremo de sentirme único e importante en la vida por las cruzadas tan absurdas a las que me entrego pero que si no lo hago, entonces sólo le hago el juego a las corporaciones. Supongamos que al escribir y fingir que esto me importa en un descuido me la creo y en efecto me convierto en activista y dejo mi casa para sumarme a una causa que perdí hace mucho porque no soy más que cualquier otro que no hace nada más que mirar la tele y ver cómo en realidad los polos se derriten, porque lo vi en el documental del Discovery y ahí no mienten. Supongamos entonces que como sólo quiero ser leído escribo sobre cosas que no me importan pero que están hot, como la tierra y su destrucción y que al final de los tiempos, es decir de la era Obama, todo esto sigue y todo fue una falsa alarma y un aparato mercadotécnico geoestratégico para que las industrias ahora inviertan en otros rubros porque el terrorismo, siempre de estado y de derecha, ya no quiere tener nada que ver con los musulmanes y quieren que su pastel sepa a flores en lugar de a petróleo. Supongamos sin más ni más que me enfrasco en una serie de discusiones con uno de mis anónimos lectores que argumenta que mi interés en el calentamiento global no es legítimo sólo porque el suyo sí lo es y es mejor que el mío. Supongamos que en serio, anónimo la tiene más grande y yo sólo soy un resentido porque no puedo sentir como él. Supongamos mejor que desisto de todo y que no escribo nada sobre el calentamiento global sino de mi propio calentamiento porque lo conozco más y no he hecho nada por quitármelo. Supongamos mejor que no escribo nada para ser leído ni para ser bien hot sino para ser bien lame y qué cosa más lame que hablar de cómo no me importa el calentamiento global y de las cosas que me hacen ser mejor persona porque en realidad soy sólo una mala persona porque como carne y me pedorreo apestosamente y ahí está la prueba: nadie me lee, como carne, no le creo a los documentales y el mundo sigue siendo de unos pocos. ¿Envidia? Seguramente… quedamos en que no era yo una buena persona porque como carne pero eso sí, orgánica, de happy cow...
Comentarios
Aline
Soy veg y no me siento moralmente mejor que nadie. Sólo me siento mejor que lo que yo era antes, porque ahora me quiero más y me vale madres lo que coman los otros o a qué le huelan los pedos.