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Mostrando las entradas de noviembre, 2012
De amistades y otros infortunios La amistad es para mí uno de los sentimientos más confusos y raros que he tenido que experimentar a lo largo de los años. Más cuando en condición de expatriado he tenido que salvar confusiones culturales para llegar a ella. Es sabido y casi un cliché que con el tiempo la amistad se torna más complicada porque al envejecer se está más propenso a no hacer concesiones que se hacían con mayor soltura en la primera juventud. Hacer nuevos amigos a los cuarenta resulta todo un boxeo de sombras para buscar la pertinencia o no de establecer una amistad, lo más cercana a la sensatez. Por eso las personas más solas del mundo tienen entre 40 y 60 años, algunos acaban de terminar una relación y los demás han perdido la fe en la humanidad. Yo nunca he sido un gran amigo. De la gente que conocí en la primaria, debido a mi cambio constante de residencia, nadie me habla y ninguno de ellos han tomado vías similares a las mías, es decir, son personas nor