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Mostrando las entradas de agosto, 2008
El Reino de la Magia Una vez que nuestro viaje comenzó, la fascinación que nos rodeaba a todos llenaba nuestras esperanzas de que el día intensamente caluroso traería consigo el sol de la diversión garantizada y de seguro, pensé, una deshidratación inminente. Les recordé a Berenice y a las niñas no olvidar las cantimploras de agua de aluminio que compramos ex professo para evitar cualquier visita a la enfermería y sueros nocturnos, así como los ponchos contra la lluvia que nos estuvo persiguiendo durante todo el camino. Nos montamos al trencito que conduce al primer filtro del parque: las taquillas. Para ahorrar tiempo y sobre todo para forzar el viaje y no arrepentirme reservé las entradas en el sitio electrónico, después de todo el Internet es de lo gringos. Al apearnos del cochecito de más de 50 vagones tirados por una especie de trailer en miniatura que nos dejó a la entrada, la masa amorfa de alrededor de 150 almas nos enfilamos a dejarle a Walt y su mundo 70 dólares por person
El mundo según Disney Primera llamada Después de 36 años he cumplido con el sueño de Walt y sus secuaces: hemos ido al mundialmente conocido Disney World en Orlando, Florida. Como buenos burgueses que mis padres pretendían ser, una de mis desventajas entre mis pares era mi falta de discurso de la animación Disney. En la secundaria del colegio privado de la ciudad de México oía maravillado cómo la gente decía hablar en lenguas extrañas y deslizarse a velocidades increíbles por toboganes que no sólo eran sendas de la diversión, sino del poder mismo al dominar un universo más allá de sus fronteras. Palabras como Epcot y Magic Kingdom tenían en mi entendimiento un sabor raro y prestigioso, además de que conferían un extraño aire de superioridad a aquellos que las pronunciaban. Ver el mundo a través de la diversión era lo único que me parecía ponderable y su carencia me hermanaba a la cofradía de seres insatisfechos. Finalmente, y por reconciliarme con mi pasado burgués, fui a dar al mun