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Mostrando las entradas de junio, 2008
La vida sin servidumbre Cuando uno sale de su patria para ver el mundo, jugar al juego de la globalización y hablar en lenguas extrañas, ciertamente lo que se deja atrás acaba por ser un producto que lleva a la mistificación de lo dejado. La migración hacia el desarrollo y el primer mundo tienden a ser una confrontación que ha llevado a la reflexión de muchos sobre sí mismos y comprobar que el mexicano es otra cosa en el mundo digna de ser definida. Yo no me atrevo a hacer una caracterización tan fundamental y ostentosa, sólo hablar por mi experiencia de mexicano inauténtico que soy. Salí de mi país hace 8 años y creo, hasta ahora, no volver; no porque crea que México es una mierda o que todo lo mexicano es fuchi y de ese modo ponderar lo otro y ser, como buen mexicano según Paz, bien malinchista. Las razones son muy pragmáticas: en México no tengo trabajo ni tampoco conocidos ni amigos que me ofrezcan uno (decente se entiende). Cuando he invitado gente para que me hagan compañía