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Mostrando las entradas de diciembre, 2006
Repaso a la crítica o ¡Hazlo como hobby! II La lectura se fue conformando en una actividad que sólo hacía para llenar aquellos “terribles vacíos”, de acuerdo con mis pares, con los que mi vida se sustentaba y con los que hasta entonces había vivido. Por lo visto, había llegado a una jungla de letras donde la permanencia dependía de la cooptación del adversario, así como de la rispidez del comentario para hundir al contrario de forma inmejorable. Al tiempo entendí que leer no era lo mismo que entender lo leído, y lo que es mejor, acumular lo leído en una suerte de herramienta de trabajo para relacionar lo que se lee con el mundo que te rodea. La mayoría de mi pares no han llegado a entender cuál es la diferencia, y lo que es peor, no saben que tienen esas carencias. De ese modo, gracias al resentimiento que de los otros tuve, pude fijar una actividad que no es propiamente literaria sino analítica. Asimismo, el resentimiento es el que me ha llevado a formular aproximaciones al estudio
Repaso a la crítica o ¡Hazlo como hobby! I Mi madre dentro de su pensamiento racional y pragmático me advertía con poder oracular que no me dedicara a las fruslerías literarias porque de eso no iba a poder vivir, léase acumular riqueza. ¡Cuánta razón tenía! Yo porfié en el camino de la palabra más por desobediencia y para llamar la atención de mis padres, que por una razón de gustos. En mi vacilante inicio por la senda de la adultez me entregué a la literatura por mera pose; se me hacía que usar el cerebro dentro del contexto clase mediero mexicano era una rebeldía en todo sentido. El tipo de amistades provincianas a las que estaba acostumbrado no veían más allá de su guardarropa diario y de la acumulación de bienes sólo con afanes de lucimiento. Al ser de los más desprotegidos de los individuos en una escala social, me dedicaba a condenarlos por envidia y a cultivar eso que ellos no tenían: resentimiento. El resentimiento es siempre visto como una cualidad negativa. En mi experien
La construcción del ser latinoamericano II Ahora creemos que las cosas están bien, sólo porque somos nosotros los que vivimos en ellas. Sin embargo, nunca ha habido nadie que no viva dentro de sus cosas y que haya presenciado otras que no estén en su rango de vida. Podemos comparar las cosas que no había y ahora hay. Lo evidente frente a lo no tanto. Creemos que el mundo es mucho mejor porque pensamos que no hay cosas que no sabemos que existen hasta que descubrimos que siguen vigentes. Así, la manera de imaginar mi universo es un mundo lingüístico que parte de una lengua para extenderse más allá de los confines de mis aproximaciones. Es decir, imagino primeramente el mundo en español, concretamente en español mexicano. Imagino una serie de universos sobrenaturales que nunca he conocido y que ni siquiera estoy seguro de que existan. Imagino que tengo históricamente problemas para asimilar mi humildad. Imagino que soy parte de unos rituales festivos, de una confusión metafísica, de una