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Mostrando las entradas de enero, 2006
ESTOY TODO LO IGUANA QUE SE PUEDE ESTOY todo lo iguana que se puede. La tierra es como el cielo. Todo es fruto de una máquina de soledad. El viento campea displicente. Nada tiene sino una enorme juventud. El tiempo carece de estatura. Por el día pasa la flecha que todo lo hiere. El lugar de las cosas sobrevive a cada instante. De una palmera salen altas sonrisas y en el agua sonríe la tristeza. Quieto a fondo, miro la destrucción de mi espesura. Y es la tierra, mi tierra, el polvo mío, el árbol de la noche sollozada, las puntuales blancuras de la garza, las luces de mis ojos, el trayecto de una mirada a otra mirada. El cielo que vuela de mis ojos a los cielos de unos ojos terrestres y las nubes que desbordan el canto. Nada vive para morir sin dar. En todo encuentro algo de mí y en todo vivo y muero. Estoy todo lo iguana que se puede, desde el principio al fin. Hay ya un lucero. Villahermosa, una vez de oc